El origen multicausal de los riesgos, la dificultad para objetivar las percepciones individuales de situaciones intangible, cómo determinar la magnitud del riesgos, son aspectos que hacen compleja la evaluación.
El proceso de evaluación se debe centrar en las condiciones de trabajo de carácter psicosocial – relaciones sociales, condiciones de servicio de realización de las tareas, junto con datos administrativos y personales, analizado la información globalmente.
Las evaluaciones psicosociales se realizan en tres bloques:
– Demandas operacionales y organizacionales (sobrecarga mental, cuantitativa y emocional, conflicto y ambiguedad de rol y trabajo rutinario, acoso laboral, incidentes críticos policiales).
– Recursos laborales (clima de seguridad, autonomía, apoyo social, formación, liderazgo, etc.) personales (autoeficacia, competencias profesionales y emocionales, entre otras).
– Consecuencias psicosociales y organizacionales:
+ Daños psicosociales: burnout, ansiedad, síntomas psicosomáticos, aburrimiento.
+ Bienestar psicosocial: satisfacción laboral, vinculación con el trabajo, relajación, emociones positivas.
+ Daños organizacionales: Ineficacia, falta de compromiso con la organización.
+ Bienestar organizacional: conductas extra-rol, compromiso organizacional.

Los trabajadores en régimen de aislamiento preventivo por coronavirus podrán acogerse a la baja por enfermedad común. En consecuencia, tendrán derecho a gozar de las correspondientes prestaciones.
El criterio lo ha establecido la Secretaría de Estado de Seguridad Social y Pensiones en una reciente resolución. Una decisión que ya tomó la autoridad laboral con otra pandemia, la gripe A. Hasta el momento los periodos de observación por enfermedad común no eran considerados motivo de baja. Seguridad Social hace ahora una excepción: los empelados aislados por posible contacto con el coronavirus, aunque no estén enfermos, deben gozar de dicha cobertura.

El Instituto para la Excelencia en Salud y Atención Médica del Reino Unido establece una serie de recomendaciones para ayudar a las personas a volver al trabajo después de una ausencia por enfermedad a largo plazo, reducir las ausencias recurrentes por enfermedad y ayudar a evitar que las ausencias por enfermedad a corto plazo se conviertan en bajas a largo plazo.
– La necesidad de crear una cultura y política laboral que se considere la salud y el bienestar de los trabajadores una prioridad fundamental, el NICE recomienda realizar una análisis organizacional de la duración, frecuencia y causas de las bajas, así como de los factores que puedan estar asociados a estas ausencias, como las características del puesto de trabajo, el salario, la brigada o la ubicación física, con el objetivo de adoptar medidas para la prevención.
– Evaluar y certificar las bajas. Los trabajadores que estén más de cuatro semanas ausentes del puesto puedan acceder a servicios de apoyo y rehabilitación, asesoramiento o terapia ocupacional.
– Adaptación del puesto de trabajo. Una persona que regresa de una ausencia por enfermedad se deben programar evaluaciones de riesgo adicionales, convenir junto con el trabajador la necesidad de comentar la situación con sus compañeros.
– Mantenerse en contacto con las personas en ausencia de enfermedad. La empresa debe mostrarse sensible a las necesidades y circunstancias individuales del trabajador.
– Realizar intervenciones tempranas. La rehabilitación, asesoramiento o programas de asistencia médica para empleados se deben asegurar que todos los empleados están al tanto de su disponibilidad, objetivos y confidencialidad.
– Retorno al trabajo escalonado y reducción de la recurrencia de ausencias, de acuerdo a si se trata de un problema de dolor crónico, de salud mental o des discapacidad.
Para saber mas, puedes encontrarla en el artículo de INFOCOP…

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