Policía, el riesgo de estrés traumático secundario.

Los policías trabajan en la calle y su objetivo es reducir la violencia pública, siendo frecuentemente víctimas y o testigos de algún tipo de trauma como abuso infantil, violencia sexual, amenazas de muerte, asesinatos, suicidios… Además si ese agente posee una historia previa de trauma personal es un factor de riesgo potencial para el desarrollo de estrés traumático secundario. Algunos problemas de salud mental laboral relacionados con la exposición o intervenciones a este tipo de violencia son:

  • Estrés traumático secundario, definido como una reacción aguda que ocurre cuando los policías se sienten mentalmente abrumados por su deseo de apoyar a otros, acercándose los síntomas que padecen a las personas que desarrollan trastorno de estrés postraumático (reexperimentación, evitación, reactividad, cambios de pensamientos y del estado de ánimo), siendo mas bien un índice de estrés o un cuadro subclínico que un trastorno mental completo.
  • Trauma vicario, refiriéndose a un cambio profundo en la forma de ver el mundo que da lugar a una alteración del esquema cognitivo del agente, diferenciándose del estrés postraumático secundario en su carácter acumulativo y progresivo.
  • Fatiga por compasión, surge tras una exposición prolongada al material traumático del cliente, siendo una combinación de estrés traumático secundario y burnout (agotamiento profesional), dejando a los policías agotados mental y físicamente… Por ejemplo, es habitual en Policías que están visionando altamente imágenes de alto contenido violento y de manera reiterativa…
  • Burnout (agotamiento profesional, despersonalización y baja realización personal), se define como un fenómeno laboral derivado del estrés crónico experimentado en el lugar de trabajo, causado principalmente por presiones organizacionales como el aumento de la carga de trabajo o la escasez de personal…

Las implicaciones al focalizar el impacto emocional que la exposición repetida al sufrimiento ajeno produce en los agentes, puede afectar a la propia salud mental, a su desempeño laboral y al bienestar general. Reconocer y comprender estos fenómenos facilita la implementación de estrategias de prevención y apoyo, ayudando a proteger el policía del desgaste mental, reducir la incidencia de síntomas graves asociados a los riesgos de su trabajo y mejorar la calidad del servicio público en seguridad ciudadana.