CRISIS Y TRAUMA, UNA OPORTUNIDAD PARA CRECER
La vida es cambiante, y dependiendo del espacio y el tiempo en el que nos encontremos pueden surgir elementos desestabilizadores y/o soluciones en nosotros mismos. Aquí lo fundamental no es evitar todos los problemas (cosa metafísicamente imposible) sino ¿Cuál es nuestra actitud para gestionar el problema?
La crisis es un desequilibrio, entre un antes y un después, y la capacidad de caminar hacia un más o hacia un menos. La secuencia de la crisis es siempre la misma: conflicto, desorden y adaptación (o desadaptación). La crisis siempre supone un conflicto, que implica tensión entre diferentes aspectos, pero que también lleva la semilla del cambio. Es por esencia una opción tras una ruptura. Además, lo que produce la crisis no es el conflicto, sino la respuesta que el sujeto aporta. Es decir, el problema no es el problema sino cómo respondemos ante él.